Las 30 esculturas, que fueron creadas por 20 artistas plásticos de Tlaxcala y Puebla, al mando del chef Luis Donaldo Galindo, serán exhibidas hasta el XXX en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México.
“Para evitar que se derritan por el calor las colocaremos en vitrinas climatizadas”, explicó el director de Confitería de Mondelez Internacional, Luis Lazcano.
En octubre, el chef Galindo, de 24 años, representará a México en un certamen internacional de repostería en Milán, Italia, por lo que, para impulsar a artistas plásticos, fundió en baño maría 600 kilos de chocolate oreo y dejó que moldearan sus ideas para rendir tributo a México.
“Por tres semanas, con sesiones diarias de 12:00 a 18:00 horas, trabajamos las esculturas en una cocina también climatizada en Tlaxcala para manejar el chocolate, que es un material delicado”, comentó la artista Cristina Zempoalteca, de 21 años.
La colección fue elaborada para festejar, por primera vez con patrocinio internacional, el Día del Cacao y el Chocolate como un producto de México para el mundo.
“Producimos en el país 28 mil toneladas de chocolate, con un consumo promedio de 750 gramos al año. Decidimos hacer esta conmemoración al cacao en septiembre, cuando festejamos a nuestro país”, indicó Lazcano.
En forma de pirámide, cartas de lotería, animales, calavera, trajinera o pueblo mágico, las piezas permanecerán montadas en las aceras de Reforma, entre el Auditorio Nacional y el monumento de El Caballito.
A bordo de camionetas con refrigerador, las esculturas fueron trasladadas a la Ciudad de México desde Tlaxcala, donde el chef Galindo hizo una convocatoria a través de redes sociales para que los jóvenes artistas tuvieran oportunidad de involucrarse.
“Es una forma de abrir camino en el arte comestible”, apuntó el repostero, quien desde la prepa cocina cup cakes y, ahora, elabora pasteles para dos sucursales de Tlaxcala.
En algunas obras, los autores tuvieron la precaución de reflejar en el chocolate hasta texturas de las representaciones e integraron las galletas que acompañan al oreo para generar el antojo de los admiradores.
Sobre el chocolate, algunas piezas muestran color, estampado con materiales comestibles, y en cada vitrina, se muestra el nombre de la obra.
“Fue una experiencia nueva, conocer y transformar el chocolate”, contó el chef Galindo.
Si no se derriten, las esculturas comestibles permanecerán en Paseo de la Reforma hasta el 10 de octubre.