El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) otorgó al ayuntamiento de Acolman el título de registro de marca de la Piñata Artesanal Acolman Renace, por la elaboración de ese objeto festivo y tener su origen en la localidad.
Es conocido que en 1587 los frailes agustinos, que se asentaban en el ex convento de Acolman, se encargaron de fabricar por primera vez una piñata que decoraron con colores y siete picos y que utilizaron para las tradicionales posadas. Sin embargo, no contaba con el registro oficial en el país que reconociera a esa localidad mexiquense.
El gobierno local, encabezado por el alcalde morenista Rigoberto Cortés Melgoza, por medio de la Jefatura de Fomento Artesanal de la Dirección de Desarrollo Económico, y en conjunto con las familias de artesanos piñateros, solicitaron la marca ante el IMPI. En 2022 iniciaron las gestiones para conseguir el reconocimiento para el municipio de Acolman como el lugar de origen de la piñata tradicional y artesanal.
A principio de septiembre hicieron la presentación del título de registro de la marca y de que ese icónico producto artesanal les pertenece a los habitantes de Acolman. Destacaron que se busca reconocer y proteger la actividad de unos 120 artesanos en la elaboración de la piñata. Cada año, los artesanos dedican meses para elaborar a mano y con papel reciclable alrededor de 25 mil piñatas, sobre todo en la Feria de la Piñata que se realiza a finales de año.
En 1587 el simbolismo de los frailes agustinos estableció que el palo representaba la fuerza para romper con los falsos deleites del mundo y los colores brillantes significaban la tentación del demonio, mientras que la fruta era percibida como la gracia de Dios que cae sobre los feligreses. Esa tradición se entrelazó con la cultura indígena y las celebraciones prehispánicas.
En el Acolman prehispánico ya existía al inicio del Panquetzalistli (festividad que celebraba el nacimiento de la principal deidad mexica) colocaban un palo alto y en la cima una figura de masa de amaranto del dios Xiuhtecuhtli y una olla en cuyo interior se colocaban plumas de colores y piedras preciosas.
Solamente hombres jóvenes y en edad viril podían competir para llegar a la cima del palo, eran bloqueados por los asistentes y los mismos competidores; quien lograra llegar a la cima repartía la estatua de Xiuhtecuhtli para que la gente comiera, ellos arrojaban la olla para esparcir regalos y que la gente fuese por ellos.
Hoy día, Acolman es conocido como la cuna de la piñata, más de cinco siglos han transcurrido desde el momento en el que los agustinos la crearon con forma de estrella y siete picos que representan los pecados capitales: avaricia, lujuria, gula, ira, envidia, pereza y soberbia, recordó el edil acolmense, Rigoberto Cortés.