Las calaveritas de azúcar dan un toque muy especial a las ofrendas. Pero… ¿cuál es su origen?
Su origen proviene de las culturas mesoamericanas, las cuales creían que la muerte era solo la conclusión de una etapa de vida que se extendía a otro nivel.
En la práctica era común conservar cráneos y mostrarlos durante los rituales y ofrendas fúnebres. De hecho, algunos cráneos de las personas que habían sido sacrificadas en honor de los dioses se colocaban en una hilera en el Tzompantli.
Tras la llegada de los españoles, los rituales que iban en contra de los preceptos de la religión católica fueron prohibidos, sin embargo, ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, fueron sustituidos por otros.
Tal fue el caso de las “calaveritas”, que comenzaron a elaborar con la técnica de alfeñique. Actualmente, estos deliciosos dulces en forma de cráneo se colocan en los altares de Día de Muertos, en honor de quienes ya no están.
Puebla, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca y el Estado de México son los principales productores de alfeñique. Y es tanta la importancia de estos en Toluca, que cada año se realiza una feria dedicada a esta técnica.
Actualmente, junto a las tradicionales calaveritas de azúcar también podemos encontrar de chocolate, amaranto, gomita, malvavisco.