Además de la flor de cempasúchil y las velas, los altares de Día de Muertos, especialmente en el centro y sur del país, van acompañadas por comida -la favorita de quienes ya no están aquí-, y dulces.
Algunos de los dulces más comunes para este Día de Muertos son:
- Calaveras de azúcar.- Este es uno de los dulces más icónicos que se colocan en los altares de Día de Muertos, y consiste en dulces en forma de cráneo humano con arenilla, los cuales están elaborados a base de agua y endulzante natural. A las calaveras de azúcar suelen ponerse adornos como lentejuelas de colores en los ojos y el nombre de la persona fallecida en la frente. Ahora ya también están las calaveritas de chocolate, amaranto y gomita.
- Tumbas y canastas de azúcar.- Además de las calaveritas, es común ver algunas tumbitas de azúcar que se asemejan a un sarcófago decorado de colores vibrantes.
- Tamalitos de tamarindo.- consisten en un dulce acidulado hecho con la pulpa de esta fruta combinada con azúcar, agua, chile piquín y limón. Después, este menjunje es vertido en pequeñas hojas de maíz y envuelto como tamal.
- Dulces cristalizados.- se trata de pequeñas piezas de fruta, como rodajas de piña o cubos de zanahoria, higos, papaya, limón y hasta nopal, cubiertos por varias capas de néctar hecho con azúcar, lo cual genera que el postre se cristalice y sea una delicia para los difuntos que vienen a visitar a los vivos.
- Cocadas.- este dulce se hace rallando la pulpa de esta drupa la cual se combina con leche, para después moldear y hornear hasta que quede dorada. Algunos suelen poner colorantes para darle un color rosado o anaranjado.
- Jamoncillo o dulce de leche.- este producto de color café, hecho con lácteo y azúcar, tiene en la parte de arriba diferentes patrones de decoraciones elaboradas con nuez.
- Calabaza y camote en tacha.- Estos son los productos de temporada en otoño e invierno. Recibe este nombre porque se preparaba con un utensilio para evaporar el agua de la caña, llamado ‘tacha’. Están cocinados en agua, además, en lugar de azúcar, es una costumbre agregar piloncillo o bloques de miel de caña, los cuales dan ese color marrón característico y olor hogareño.